Recuerdo y Gloria de José Martí en el
aniversario 125 de
su caída en combate
Roberto Pérez Betancourt
Este 19
de mayo se cumplen 125 años de la caída en combate, en Dos Ríos, del Apóstol de la Independencia
de Cuba, José Martí y Pérez, quien siempre
predicó el sentido de la lucha necesaria para conquistar la soberanía política
frente al colonialismo español, condición indispensable para ejercer la independencia
económica, y enrumbar, con sentido propio, hacia un régimen de plena justicia
social, como interpretó Fidel Castro las enseñanzas del
que siempre llamó Maestro, y que en este día recibe el agradecimiento todo de
los cubanos por su dedicación a la obra de lucha, de amor y de victoria.
Los trabajadores de la Empresa Nacional de Silos (EMSIL) nos sumamos a la conmemoración cumpliendo todas nuestras tareas en la producción y los servicios, al tiempo que acatamos las ordenanzas sanitarias para evitar el contagio de la Covid 19 y contribuimos a quel país termine victoriamente esta lucha por la salud de la población.
Dejar de ser simple accidente geográfico del
Caribe y devenir República con todos y para el bien de todos era la síntesis
de su sueño lúcido de Martí.
Rosas blancas y una bandera tricolor de
estrella fulgurante sobre fondo rojo que niega determinismos heráldicos, y una
nación verdaderamente soberana, de hijos dados al estudio y al trabajo,
entrenados también en el fusil, sigue siendo el presente del país que él
contribuyó a forjar y que hoy le rinde
reverenciado homenaje.
Desde la historia misma, la voz de Martí
resuena vigente en un alerta a los
hombres, no solo de su Cuba, sino aún más allá,
cuando dice en "Nuestra América": "Cree el aldeano
vanidoso que el mundo entero es su
aldea, y con tal que él quede de alcalde
o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los
ahorros, ya da por bueno el orden
universal, sin saber de los gigantes que
llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de las peleas de los cometas en
el cielo, que van por el aire dormidos
engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para
acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas a la almohada, como los varones de
Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras
de ideas valen más que trincheras de
piedra".
Fiel a sus principios, Martí cabalgó aquel 19
de mayo de 1895…
El gran mérito del Apóstol: la conjunción acertada de veteranos patricios
de la Guerra de Independencia, iniciada el 10 de octubre de 1868, y aguerridos cubanos del 95.
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Flores y una bandera en la tumba de Martí en el cementerio de Sanbta Ifigenia. |
Luego de organizar la insurrección armada y
dar la orden de alzamiento en la Isla, el 24 de febrero de 1995, se empeñó
Martí en ocupar un puesto en la caballería y empuñar las armas, dispuesto a dar
su vida para conquistar la libertad, abonada con sangre derramada y entonces a lo largo de
casi tres décadas de batallar en la manigua y en las ciudades, en Cuba y en el
exterior.
Fiel a sus principios, Martí cabalgó aquel 19
de mayo. Él mismo lo había dicho: “Quien quiera mandar ha de entrar en la
caballería”. Líder indiscutible de aquel levantamiento armado, espolea a su
caballo para incorporarse a la vanguardia de la tropa que iba al encuentro de
las fuerzas coloniales españolas.
El generalísimo Máximo Gómez intenta disuadir
a Martí, pero nada podrá ya impedir que
la estrella que brilla en la frente del Apóstol vaya en pos del sol del
mediodía.
Junto al nombrado General José Martí también
espolea su caballo el teniente Ángel de la Guardia. Ambos se exponen en demasía
a la balacera enemiga y tres proyectiles impactan el cuerpo del Líder del
Partido Revolucionario Cubano.
De nada valdrá a la tropa española exhibir
el cadáver como trofeo de guerra. La semilla de la libertad, sabiamente
sembrada con ideas de patriotismo y razones de independencia, seguiría
germinando a través del tiempo y del batallar de los cubanos.
Pasarían 64 años hasta que un radiante
primero de enero de 1959, con el triunfo del Ejército Rebelde comandado por
Fidel Castro y por las ideas del propio José Martí, se alcanzara la definitiva
independencia de la patria.
Es así, porque la caída del cuerpo del
Apóstol en Dos Ríos no impidió, ni impedirá, que sus ideas sigan cabalgando,
indetenibles, con su presencia permanente, estímulo y guía para la acción de hombres amantes de la libertad.
Este 19 de mayo, hasta la tumba física del
Héroe Nacional, en el cementerio de Santa Ifigenia, Santiago de Cuba, volverán
a llegar las tradicionales rosas blancas ofrendadas cada año por sus
compatriotas en el archipiélago cubano.
... Y
donde quiera que un cubano honesto, conocedor de su historia, se encuentre este
día, seguramente tendrá un pensamiento de agradecimiento hacia aquel que nos sigue acompañando con su verbo lúcido
y fecundo en las nuevas batallas y el empeño común de preservar la soberanía
nacional.
Toda Cuba reverencia a José Martí
En toda
Cuba, este martes 19 de mayo se reverencia la figura de José Martí y Pérez,
Héroe Nacional, en el aniversario 125 de su caída en combate, de cara al sol,
como él mismo lo pronosticó.
Este año la conmemoración adquiere
características singulares, habida cuenta las restricciones impuestas por la
Covid 19, epidemia que en todo el mundo ha causad millares de víctimas humanas
y que en Cuba cuenta con la inspirada dedicación del personal de la salud,
médicos, enfermeras y técnicos, que junto con las autoridades gubernamentales y
la contribución popular no desmayan en vencer a la Pandemia, cuya evolución muestra
signos optimistas en esta fecha.
Flores frescas ante el Mausoleo que guarda los
restos de Martí en el cementerio de Santa Ifigenia simbolizan hoy aquí el
homenaje de los cubanos al Apóstol de la Independencia, recuerda un despacho de
la Agencia Prensa Latina.
Aunque las circunstancias epidemiológicas
por la COVID-19 han impuesto cambios en la expresión tradicional del tributo,
la evocación del Héroe Nacional rebasará barreras físicas y estará en los
hogares, donde la mayoría de las familias cubanas cumple con el obligado
aislamiento como la decisión principal ante la pandemia.
No habrá algarabía en calles, plazas y
parques, pero sí el recuerdo agradecido de los cubanos que en sus hogares
evocarán en intimidad sentida las enseñanzas del que sigue siendo paradigma de
inspiración para luchar y vencer en cualquier circunstancia.
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